FUEGOS DE ENERO
El día
cálido abría,
el prisco corazón
de los duraznos
deslizándose
suave
hacia la noche.
La noche,
fecunda de amores,
descansaba del día
bajo una pérgola
de madreselvas,
y parrales cargados,
mientras sobre celestes
alfalfares se perfumaba
la enamorada luz
de las luciérnagas.
Y colmando la impar
perfección del Día,
tu boca enrojecía
de morder ciruelas
de agridulce gustar.
Y tu piel de aceituna
y tu maravillada sonrisa,
al amarnos sin prisa
a la luz de la luna.
Omar (Argentina)
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