martes, 30 de marzo de 2010

ANGEL MORONI

ANGELO MORONI*


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ESCRIBIENDO CON TINTA AZUL SOBRE UN PAPEL CAFÉ

Papel quemado,
arena mulata,
escribo con la sangre
del mar.
Mi triste azul
que se ríe muriendo
cuando su boca cortada
no corta la tuya;
con tu piel bronceada,
pintada como a la fuerza
por un sol amarillo,
seco y duro.
Morena, tú eres más fuerte
que ese sol,
y por eso el mar
se baña en tu frescura;
para besarte
me regala la sangre
de sus labios helados,
y nacen estas palabras
que por fin se ahogan
en tu océano de
café y barro.



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PARADO EN UN CERRO DE GUATEMALA

Cuerpo echado,
madre de los elementos visibles
de que nací.
Ahora, lentamente, ellos
están desapareciendo.
Desapareciendo con gritos mudos,
ahogados,
que cortan mis oídos
en este instante.
Parado sobre un cerro verde
del maya, el humilde luchador.
Parado estoy sobre una altura
de abuelos,
lentamente más y más alto
hasta tocar mi corazón.

El cerro me convidó
su añejo pero dulce viento,
que mastiqué con fuerza.
Una catarata de chispas
en mi boca, en mi garganta,
mi estómago, mi vida.
-No más, dije
y sólo un fresco aire
silencioso se quedó sobre el mar.

Sobre estos vientos
no vuelan palomas;
lloré
pero no supe por qué.

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